La Cárcel Real de Segovia ha sido el último escenario en el que ha estado grabando el equipo del documental “Penitencia”.

La Cárcel Real de Segovia ha sido el último escenario en el que ha estado grabando el equipo del documental “Penitencia”. Este proyecto, encabezado por Pili Múgica, como directora y Raúl Montes y Patxi Úriz, como ayudantes en la dirección, trata de reflexionar sobre la situación real de los presos en España.

La transformación que se está llevando a cabo en este centro penitenciario posibilita que se propicien encuentros multidisciplinares para la expresión (pintura, danza, teatro, música, etc.). Además, impulsan industrias creativas y dan un nuevo sentido a los espacios desarrollando la metáfora que este proyecto quiere construir.

Amadeu Casellas fue un anarquista de Vic que estuvo encarcelado durante 25 años en diferentes prisiones del estado. Conocedor de los comportamientos humanos, de normas y todo tipo de fugas, el equipo de ‘Penitencia’ recorrió con él, cámara en mano, la vieja cárcel de Segovia. Recrearon situaciones en celdas, galerías, escalinatas y en uno de sus patios.

Una cárcel con historia

Se trata de un centro penitenciario de la represión franquista. Entre 1946 y 1956 acogió a las presas políticas más destacadas del país. Por otro lado, también se convirtió en el lugar de encarcelamiento de varios presos de ETA, presos que protagonizaron en 1976 una de las fugas más conocida del estado.

La nueva cárcel de Pamplona, “una oportunidad perdida”

Los nuevos pasos que se están dando en Segovia suponen, según apunta Pili Múgica, directora del film, una oportunidad que Instituciones Penitenciarias perdió para Pamplona. Proceder a su rehabilitación con la centésima parte de lo que se invirtió en la macro cárcel nueva, hubiera sido una eficaz alternativa. O bien haber convertido a la antigua cárcel en un centro “Cultural y artístico”.

El emplazamiento anterior era mucho más interesante por diversos motivos:  La cercanía de los servicios, tanto para el preso, como para la familias, acceso a hospitales, medios de transporte, juzgados y centros de formación y trabajo.
Actualmente, hay más de 200 presos/as navarros cumpliendo condena fuera de Navarra y setenta que cumplen aquí y proceden de otras comunidades.

Esto implica dificultades en su reinserción. No obtienen permisos porque no disponen de vínculos y domicilio, por ello no reciben tercer grado y de esta manera no llegan a la condicional y cumplen las condenas íntegras